No ahogarse en un vaso de agua: cómo frenar los pensamientos desbocados

Pablo J. Davis

Link here for English/Enlace para inglés

Como una semilla que yace latente un tiempo en la tierra, para luego germinar y penetrar la superficie del suelo, los dichos, enseñanzas y consejos de los padres, pueden llevar años, hasta décadas, en ser recordados, comprendidos y asumidos por los hijos, ahora hombres y mujeres.

“Nada se come tan caliente como se cocina.” Las lejanas palabras de un padre. En realidad, la frase la había aprendido en francés, en la Europa de la segunda pos-guerra: Rien ne se mange aussi chaud comme il est cuit. Un inesperado vistazo de él a los 20 años—una foto donde aparece en su uniforme del Ejército, joven y feliz, enviada ayer por una prima, en el Día del Veterano en EEUU—me trajo el recuerdo de aquel dicho suyo de antaño.

(Suena el eco de los inolvidables versos del poeta Samuel Hazo de su poema “The Torch of Blood” [Antorcha de sangre]: “Before or after Abraham,/what is the resurrection and the life/except a father’s word/remembered in his son?” [Antes de Abraham o después, ¿qué pueden ser la resurrección y la vida, sino la palabra del padre, recordada en su hijo?])

“Espérate un poco, pensamiento. Déjame ver qué y cómo eres. Déjame examinarte….” Las palabras del filosofo Epicteto nos sirven para aprender a calmar la ansiedad y frenar los pensamientos desbocados. Foto ©2021, Pablo J. Davis. Todos los derechos reservados.

“Nada se come tan caliente…”: el viejo solía decirlo cuando el hijo se preocupaba la noche antes de un examen difícil, o ante el reto de un compañero más grandote a una pelea a puñetazos, o por algún apuro con un maestro. Lo que tememos, decía a su modo, rara vez resulta tan terrible como imaginamos.

En inglés no hay equivalente cercano. Eso sí: Don’t make a mountain out of a molehill “No hacer una montaña de un grano de arena”. El grano de arena sería un acontecimiento desagradable, la montaña una reacción ante él fuera de toda proporción racional. La frase mira hacia atrás, a algo que ya ocurrió, aunque se supone que, como Rien ne se mange, también podría aplicarse al temor por algo futuro.

“No te ahogues en un vaso de agua” también pasa por la desproporción entre realidad y reacción. Esta  vívida metáfora, por su misma ridiculez, nos pinta una brillante imagen de lo que es la sobrerreacción—y una advertencia contra ella.

Pero nuestros temores no son ridículos. La poderosa facultad humana de la imaginación, que nos inspira, también nos puede aterrar. Hace dos mil años, el filósofo estóico Epícteto instaba a sus discípulos a aprender a frenar los temores, gobernar los pensamientos desbocados: “No dejen que la intensidad de sus pensamientos los abrume. Más bien digan: ‘Espérate un poco, pensamiento. Déjame ver qué y cómo eres. Déjame examinarte, y ponerte a prueba.’” (Discursos II.18.24-25). Rien ne se mange….

Una versión de este ensayo está programada para su publicación en La Prensa Latina https://www.laprensalatina.com el día 21 de noviembre 2021.