¿Quién es Fulano de Tal, al final?

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Querida lectora o lector,

¿Cómo llamar a alguien cuya identidad uno no conoce? ¿O a alguien que no existe? ¿Cómo referirse a alguien de cuyo nombre uno no puede acordarse? Este tipo de situaciones lingüísticas junto a otras similares son sorprendentemente comunes, y han dado lugar a toda una panoplia de pseudo o cuasi nombres.

El nombre ficticio de "John Q. Public" es muy usado en EEUU en el ámbito publicitario y en el gubernamental.

El nombre ficticio de “John Q. Public” es muy usado en EEUU en el ámbito publicitario y en el gubernamental.

De un empleador selectivo, uno puede decir que “no van a contratar a cualquier Juan Pérez” (nombre tan común que se considera anónimo, como John Smith). En inglés podría decirse, They won’t hire just any Tom, Dick, or Harry—o bien any Joe Blow o tal vez Joe Schmoe. Más neutral es el obviamente ficticio John Q. Public (ver ejemplo a la derecha).

Ocho siglos de contacto y convivencia del español medieval con el árabe (hasta 1492 d.C.) dieron los típicamente anónimos Fulano, Fulano de Tal, Zutano y Mengano o, en versión femenina, Fulana, Zutana y Mengana. Y hay muchos más seudo-nombres de este tipo.

¿Y si es una persona real, cuyo nombre uno no recuerda? En inglés están What’s-his-name (literalmente: cuál-es-su-nombre), What’s-his-face (que es aún menos elegante) o el potencialmente insultante So-and-so (literalmente: tal-y-tal). Un equivalente de esto en español es “Coso” que también se aplica a objetos de cuyo nombre uno se olvidó— thing-a-ma-jig, en inglés, con el acento en thing. La persona en esta situación también puede llamarse “Fulanita” o “Fulanito”.

Cuando uno quiere lavarse las manos de algo, el habla popular argentina y uruguaya ofrece varios nombres cómicos: de un trabajo ingrato, “Que lo hago Magoya” (o Montoto, Mongo o Mongo Aurelio).

Estos personajes vienen a mano, además, cuando uno no cree ni jota de lo que alguien le está diciendo: “Andá a contarle a Magoya” puede ser la seca sentencia. Hay una variante interesante que usa un nombre para nada anónimo, pero con que se expresa el colmo de la futilidad: “Andá cantarle a Gardel”. Un equivalente en inglés, muy popular entre la guerra entre EEUU y España y la Primera Guerra Mundial, pero aun en uso: Tell it to the Marines.

Otra situación todavía en que surge el uso de un cuasi-nombre es aquella en que preferimos no nombrar a un individuo, pero tanto quien habla como quien oye saben muy bien de quién se trata. Es más: este inidividuo bien puede estar presente durante la conversación. “Uno [o “Una”] que yo sé se levantó con el pie izquierdo”. En inglés esto podría decirse así: You-know-who got up on the wrong side of the bed today.

Por ultimo, se da la situación contraria, en que usamos el nombre de una persona real para expresar una categoría. Esto es mucho más común en inglés: The Lebron Jameses and the Kobe Bryants of the world (literalmente: “Los Lebron James y los Kobe Bryant del mundo”).

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Pablo Julián Davis, PhD, CT es Traductor Certificado por la American Translators Association (Asociación Norteamericana de Traductores) ing>esp, e Intérprete Certificado por la Suprema Corte de Tennessee ing<>esp. Una versión anterior de este ensayo fue escrita originalmente para la edición de La Prensa Latina (Memphis, Tennessee) del 22 al 28 de febrero, 2015, como parte de la columna bilingüe semanal Misterios y Enigmas de la Traducción/Mysteries & Enigmas of Translation.

About Pablo Julián Davis
Pablo J. Davis is an attorney, historian, and translator. Many of the posts or essays here began as entries in the newspaper column “MIsterios y Enigmas de la Traducción/Mysteries & Enigmas of Translation” (published weekly in La Prensa Latina, www.laprensalatina.com, since July 2012).

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